Como un regalo cargado de fe y amor, floreció la devoción a la Virgen Nuestra Señora Rosario de Chiquinquirá en los campos petroleros del municipio Lagunillas, estado Zulia.
"Memo",
Luis Guillermo Soto, recibió de su hermana, Marcia Macho, una imagen de la
Patrona del Zulia, como agrado por su cumpleaños. Conmovido hasta las lágrimas,
pidió a su cuñado, hábil con la madera, hacerle un marco para resguardar a la Chinita.
Los
tres no avizoraban, en ese momento y, en plena pandemia, cómo la Tablita
Sagrada terminaría sostenida en un relicario hecho manualmente, convirtiéndose
en una réplica de amor que, este año, peregrinó entre los campos petroleros, avivando
la llama chiquinquireña en esta zona de la parroquia Venezuela.
La
Virgen salió este año de su casa en Campo Grande, con permiso de “Memo”, tras
una conversación con el párroco de la Iglesia Santa Rosa de Lima.
En
el recorrido por las casas, recibiendo ofrendas de sus devotos, se llegó a hoy,
18 de noviembre, Día de la Virgen Nuestra Señora Rosario de Chiquinquirá, cuando
se festejan 314 años de su aparición. Se oficia una misa, cánticos y bailes
para ofrendar el profundo amor quinquinquireño creciendo en esta emblemática
comunidad petrolera.
José
Fuentes, “Toquillo”, recuerda cuando su cuñado Memo conversó con él pidiéndole
hacer un marco para la imagen mariana.
Pero,
antes de contar los detalles, sus ojos cobran un brillo especial, al rememorar
cómo fue tocado por la Virgen Morena. Tenía 19 años y trabajaba con una empresa
que llevaba mercancía. Llegaban al centro de Maracaibo, a las Torres Petroleras
y ahí cerquita, estaba la Basílica, la cuna de la Tablita Sagrada.
“Dejaba
el camión y entraba para allá (al templo). Y me quedó grabada esa imagen”,
expresa con intensidad de cómo, inexplicablemente, se fue convirtiendo en
devoto mariano y, cuando nos habla, luce con rebosante orgullo, su franela con
la Virgen en el centro del atuendo.
“Toquillo
haceme algo y me da la imagen. Él no se esperó lo que iba a hacer. Le dije
sería bueno comprar una imagen de la Virgen tipo fotografía”, recomendó Fuentes
dejándole saber a su cuñado que, en ese momento, no tenía el material, pero
éste llegó de una manera muy particular.
Acostumbrado
a trabajar la madera y emplear materiales reciclados, Toquillo revisaba en una
zona cercana a su casa, buscando entre las viviendas abandonadas algún material
reusable.
“Donde conseguí la tabla, había vidrios, y
como yo pasaba por ahí, y siempre andaba en cotizas. Veo la tabla recostada a
una mata, la tiraba al suelo y pasaba. A una o dos semanas, estaban los vidrios
otra vez y volvía a agarrar la tabla ¿Quién la coloca ahí (mata)? Me
preguntaba, No sé. La tabla estaba quemada, tenía asfalto, un piso falso
arriba, que traían los trailers. La usaba como puente para pasar los vidrios. Analizando
después las cosas, me dije que debía llevarme esa tabla para ver si de ahí
sacaba un trabajo. Ahí la empecé a limpiar”, detalla Fuentes.
"Memo",
le hace llegar las fotografías de la Virgen a "Toquillo". Él se enfrenta a un reto manual.
“Cuando
él me pasa las fotos yo digo ¡Ay mi madre! ¿Cómo hago yo esto? Esto es muy
profundo. Nunca había hecho eso. He trabajado con instrumentos, con guitarras,
cuatro, reparación de muebles, pero nunca había hecho algo así”, expresa
Toquillo, al rememorar cuando observó la desafiante forma del relicario.
Su
destreza ha ido perfeccionándose y, de alguna manera, la Virgen Morena llega a
él, ya realizó una réplica para la comunidad del Campo Milagro, una refacción
para una pequeña imagen, que ya tenían los residentes de Puerto Nuevo y, fabricó
otra, por solicitud de una persona fuera de los campos
petroleros.
Trabajando
laboriosamente, los fines de semana, Toquillo terminó con el relicario.
“Recuerdo que se la entregué a Memo, un
12 de noviembre de 2020. Aquí la gente no creía que esta fue la tabla que usé.
Aquí están los retazos de la tabla de donde salió”, mientras muestra un trozo
de madera quemada.
El
18 de noviembre de 1749, la Tablita Sagrada con la imagen de la Virgen flotó en
el Lago de Maracaibo y, tras la insistencia del oleaje, una mujer recogió el
retablo llevándolo a su casa y dándose en esa sencilla vivienda, el milagro de
la aparición.
En
cierta manera, los devotos tienen una reflexión alimentada por su fe. “Uno se
siente tocado por ella, que me escogió la Chinita para hacerle ese proceso (de
la reliquia) para darse a conocer más aquí”, cuenta Fuentes.
Para "Memo" también existe una vivencia con sello chiquinquireño, contada, a través de
su hermana Marcia.
“La
anécdota de vida que tiene él es con su mamá. Ella tuvo un ACV. Él es muy
devoto de la virgen (pidió su intercesión). Tu vez a su mamá y es como si no
hubiese pasado por nada de eso. Memo es chiquinquireño al mil por ciento. Ha
ido a la Bajada todos los años, y ahora hacen la bajada de la Chinita en los
campos petroleros”, dice con alegría y
orgullo fraterno, al contar cómo su hermano ha extendido el amor hacia la
Virgen morena entre los residentes.
Marcia
junto con José “Toquillo” comparte una familia y también la devoción mariana.
Para ambos, la Reina Morena les obsequió una bendición que ellos llamaron
“Mía”, la hija menor, que hoy tiene 12 años.
“Quería
tener una hija, ya la mayor tiene 29 años, pero quería otra y no había podido.
Me puse a trabajar y me dije ´ya no voy a salir embarazada´, pero una vez
estuve en la Basílica y yo le decía a la Chinita: yo quiero que por favor, si
llego a tener un hijo, que sea una morena hermosa, así como tú. Permíteme
volver a tener esa hija que tanto deseo y quiero tener conmigo, yo te la traeré
acá”, cuenta sobre la petición que la Virgen, como Madre de Dios, escuchó.
Uno
de sus hijos, durante un momento febril, le dijo unas palabras a Marcia, quien
pensó que estaba delirando por la alta temperatura. “Mami tú me vas a dar una
hermanita”. Y así fue, aunque el niño, no recordaba después lo que había dicho.
El
embarazo tuvo sus riesgos y, además, llegó en el momento “más difícil de
nuestras vidas. Él (José) no cobraba”. La gestación, fue un trance de fe donde
la voluntad divina prevaleció y, llegó el recurso que le debían y, más
adelante, el empleo que esperaba en la industria petrolera.
“Mía
es especial ha sido algo muy significativo (su nacimiento). Es una morena con
un color de piel que todo el mundo tiene que ver con ella. Es muy inteligente.
Es un regalo de Dios. Quiere ser neurocirujano”, describe Marcia, con el amor
maternal inundando su mirada.
“Es
la única (de sus hijos) que nació en una clínica, y al hacerlo le regalaron
todo”, asegura con la complacencia de saber que la bendición de la Virgen no le
falta a su hija y se extiende a su familia, a través de ella.
“Memo
nos dijo que hoy nos quería ver a los tres juntos”, menciona Marcia, sobre el
simbólico acto de asistir a la misa un 18 de noviembre y, estar frente a la
casa de su hermano, en Campo Grande, donde la misa y las serenatas a la patrona zuliana, serán el gracias de
ellos y de todos los habitantes que sienten la devoción chiquinquireña.
Comentarios
Publicar un comentario